Tratamiento de Adicciones Las Palmas

¿Qué es la adicción?

Para un adicto el equilibrio ha pasado a depender de la sustancia o el comportamiento en cuestión. Ésta pérdida de la capacidad de elección, junto con el hecho de que el organismo reclama a un nivel profundo la repetición del comportamiento, hacen que sea difícil que el adicto detenga el comportamiento que le está causando problemas de forma duradera, por lo que la ayuda especializada suele ser la forma más efectiva de lograr los cambios que le permitan salir del círculo de la adicción. Nadie elige ser adicto, sino que es víctima de una patología. La adicción es una enfermedad física, mental, emocional y espiritual, pero esto no es mayoritariamente aceptado en nuestra sociedad en la actualidad, por lo que generalmente existe un estigma hacia los adictos, y tendemos a pensar que una persona con éxito en algunas áreas de la vida no puede ser un adicto.

Además, esta enfermedad tiene manifestaciones antisociales y polifacéticas que dificultan su detección, diagnóstico y tratamiento.La mayor parte de los adictos son capaces de detener o limitar el abuso durante algún tiempo, pero como la persona y sus allegados saben, tarde o temprano se regresa al mismo comportamiento a pesar de tener las mejores intenciones para mantenerse abstinente. Esto ocurre porque el síndrome de la adicción incluye condiciones subyacentes que necesitan ser abordadas para sentir un alivio duradero.Es necesario hacer cambios importantes a nivel psíquico y emocional, por lo que un tratamiento personalizado suele ser la manera más efectiva de lograr un cambio que permitirá a la persona abandonar el abuso de sustancias o comportamientos a largo plazo, a la vez que aumentar significativamente su calidad de vida.

Tipos de adicciones

Adicción a sustancias

La adicción a las drogas es una enfermedad que presenta diferentes síntomas según el tipo de sustancia consumida pero con una causalidad común, incluso en el caso de drogas legales como alcohol o tranquilizantes. La adicción se origina y sustenta por determinadas maneras «adictivas» de pensar y sentir. Cuando se tratan adecuadamente, se puede perder completamente el deseo de consumir sustancias adictivas.

Adicción al juego

Jugar es uno de los comportamientos más adaptativos y formativos desde la infancia,
ayudando a que el desarrollo evolutivo siga un proceso normal en la salud mental de niños y jóvenes, pero se transforma en un gran problema cuando se pasa a un plano patológico. Problemas en las relaciones, desconexión emocional y sufrimiento económico son sólo algunas de las consecuencias de la adicción al juego.

Adicción a las compras

La sociedad de consumo, con su incesante bombardeo promocional ha conseguido que el comportamiento de comprar adquiera tendencias adictivas. La adicción a la compra compulsiva tiene síntomas muy similares a las adicciones químicas, incluyendo el síndrome de abstinencia. Aunque pueda parecer una adicción relativamente inocua, sus efectos en la vida son devastadores, sobre todo si tenemos en cuenta que suele ir acompañada de endeudamiento compulsivo.

Adicción al sexo

Algunos de los síntomas que muestran los adictos al sexo incluyen un patrón repetido de fantasías sexuales y el recurrir a la actividad sexual en respuesta a estados de ánimo desagradables como el estrés o la depresión. Además, estos individuos no consiguen tener éxito en sus intentos de reducir o frenar su actividad sexual cuando se dan cuenta de que esta es problemática. Mucha gente usa el sexo de vez en cuando para escapar del estrés, esto es algo normal. El problema es que para estos pacientes se trata de una conducta constante, que se intensifica hasta tal punto que el deseo sexual controla todos los aspectos de sus vidas, y además se sienten impotentes en sus esfuerzos por cambiarla. Algunas de las manifestaciones más notorias de la adicción al sexo son la masturbación compulsiva, obsesión con la pornografía o redes sociales, infidelidades o consumo de prostitución.

Adicción al trabajo

El trabajo es otro de los comportamientos claramente adaptativos y convencionales en
cualquier sociedad del mundo, pero que puede conllevar problemas de adicción cuando se hace patológico su desarrollo y su ejecución, afectando a la salud, las relaciones y el bienestar. El adicto al trabajo considera que su imagen se ve revalorizada ante los demás por el hecho de trabajar incesantemente, cuestión que hoy tiene mucho de cierto socialmente, además de considerar que el trabajo es lo más importante de su vida. Lo más significativo del adicto al trabajo se centra en sus características de personalidad: alta impaciencia y urgencia por realizar las cosas, alto grado de hostilidad tanto física como verbal, autoreferencias constantes, sobreimplicación y sobrecompromiso con el trabajo.

Adicción al deporte

El deporte ha sido desde tiempo inmemorial el paradigma de la salud. Aunque resulte paradójico, el deporte se puede trasformar en adictivo y cumplir el propósito opuesto. La concepción del deporte ha ido evolucionando con el paso del tiempo. En el último siglo, la actividad deportiva ha ido tomando un sentido más hedonista y narcisista. Posiblemente este hecho, junto con el aumento de la competitividad y la búsqueda de éxitos económicos y sociales, hayan potenciado el abuso del ejercicio físico hasta convertirse en una adicción conductual más y relacionada con trastornos mentales cómo la dismorfofobia (TDC). Esto es porque se genera una auténtica dependencia de mantener o conseguir unas ciertas características físicas o un alivio del estrés laboral en las que el ejercicio físico puede tener un papel central.

Adicción a las relaciones

La adicción a las relaciones podría ser uno de los patrones de comportamiento más difíciles de interrumpir, ya que la persona que lo experimenta -y otras- podrían no reconocerlo como un comportamiento compulsivo y destructivo. Como ocurre con todos los comportamientos adictivos, se puede acabar sintiendo que la vida depende de ser capaz de mantener la relación como fuente de autovalidación externa. Y así, como con cualquier otra adicción, la persona que la padece puede ser consciente de que la situación es insostenible pero es incapaz de cambiar su perspectiva y comportarse de forma diferente.

Codependencia

El codependiente suele olvidarse de sí mismo para centrarse en los problemas del otro (su pareja, un familiar, un amigo, etc), por lo que es muy común que se relacione con gente «problemática», justamente para poder rescatarla y crear de este modo un lazo de dependencia. Con su constante ayuda, el codependiente busca generar, en el otro, la necesidad de su presencia, y al sentirse necesitado cree que de este modo nunca lo van a abandonar. Es muy común que en una relación, el codependiente no pueda o le sea muy difícil poner límites a su propio comportamiento y al ajeno, lo cual resulta en frustración o depresión como consecuencia de la negligencia de las necesidades propias.

Adicción a la tecnología

Con el avance de la sociedad de la información e interconexión, cada vez se hacen más comúnes los casos de ciberadicciones, que se dividen en dos categorias: las adicciones tecnológicas específicas y las generalizadas. En las específicas, los objetos tecnológicos como smartphones, tablets o pc’s se convierten en vehículos de consumación de otras adicciones, como por ejemplo el cibersexo, la pornografía online, el juego, el «gaming», las subastas, las compras online, o las redes sociales. La adicción tecnológica generalizada es en cambio el estado patológico en el cual el mundo virtual de la persona ha eclipsado el resto de su vida.

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Reconectar es un centro privado, sin vínculos con otras entidades públicas o estatales. Ofrecemos un tratamiento individual y completamente personalizado que es libre de drogas y no requiere ningún tipo de internamiento.

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