El Alcohol, efectos y consecuencias del alcoholismo
Cuando bebemos alcohol, entra por el esófago, baja por el tubo digestivo, y llega al estómago donde la enzima alcohol deshidrogenasa y otras sustancias lo oxidan hasta convertirlo en acetaldehído.
Antes de salir del estómago, alrededor de un 20% del alcohol ya ha pasado al torrente sanguíneo, y el resto se absorbe a continuación al pasar por el intestino delgado.
En este punto, la sangre transporta el alcohol hasta el cerebro, donde estimula la actividad neuronal para liberar dopamina.
A medida que el hígado metaboliza el alcohol ingerido, este va generando a partir del acetato los productos residuales dióxido de carbono y agua. Luego es recogido por los riñones, filtrado, y posteriormente enviado a la vejiga donde se expulsa como orina. Aproximadamente el 95% del alcohol ingerido se procesa de esta manera, mientras que el resto se elimina por transpiración y exhalación.
El consumo prolongado de alcohol va deteriorando paulatinamente las funciones cerebrales, afectando al pensamiento y la capacidad de raciocino, lo cual lleva a una creciente inestabilidad emocional.
La función de los neurotransmisores sufre graves alteraciones, los asociados al sistema hedonístico y al sistema nervioso periférico.
La disminución crónica de la vitamina B1 presente en el organismo puede causar la enfermedad de Wernicke-Korsakoff, donde se altera la realidad a causa de daños en la memoria y los pensamientos del individuo.
En general, los daños cerebrales irreversibles que puede producir el consumo de alcohol van produciendo deterioro entre otras cosas de:
- La visión, la memoria y el pensamiento, y resulta en creciente irritabilidad,
- Tendencias antisociales, depresión, ansiedad, desorden del sueño, amnesia y alucinaciones.
- Eventualmente se puede llegar a sufrir delirium tremens, psicosis, coma prolongado, o la muerte.
- Los daños hepáticos a largo plazo son devastadores, ya que el hígado es el órgano encargado de metabolizar el alcohol. La propia metabolización, daña las proteínas hepáticas, oxida las grasas y produce daños físicos en el tejido del órgano. Esto va degenerando en hepatitis alcohólica y posteriormente cirrosis hepática, es decir, la práctica muerte del hígado. La ictericia, esclerótica y los edemas son signos de esta progresiva degeneración hepática.
- También se observa la conocida diabetes tipo II.
- El consumo de Alcohol también expone a contraer diferentes tipos de cáncer, cáncer de laringe, esófago, estómago y páncreas.
- En el páncreas se puede producir una creciente inflamación que resulta en pancreatitis aguda y se puede convertir en crónica. Es muy dolorosa y también puede ser mortal.
En Reconectar podemos ayudarte, si tienes un problema con tu manera de beber o crees que lo tienes no dudes en llamarnos, la consulta es totalmente confidencial y gratuita.